Guerreros del Caos
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Guerreros del Caos
Los guerreros del Caos
En el extremo norte del mundo, más allá de las vastas tierras del Imperio, más allá incluso de los hielos de Kislev, se encuentran los Desiertos del Caos, un lugar asolado y maligno donde los susurros de los Dioses Oscuros pueden oírse en el viento aullante. En el corazón de este territorio ruinoso se encuentra el reino del Caos, el lugar donde el material del que están hechas las pesadillas se filtra en el mundo material. Sólo los locos o los malditos se atreven a aventurarse por aquí, donde el poder de los Dioses del Caos es más fuerte que en ninguna otra parte.Al vivir a los márgenes de estos dominios monstruosos, las tribus del norte son una gente dura y resistente. Los hechiceros creen que los vientos de la magia se filtran en el mundo a través del Reino del Caos; esto explica que los hombres del norte crezcan tan fuertes y duros y que los efectos de la magia sean visibles en sus vidas cuotidianas. Para estas gentes tan robustas, los dioses no son entidades remotas y desconocidas, son los Dioses del Caos y todos sienten su presencia. Todos los hombres del norte buscan los favores de sus deidades protectoras, y todos ellos saben que no hay forma de ganarse la aprobación que a través del combate en nombre de sus dioses. Es por esto que todos los hombres del norte son guerreros feroces, endurecidos desde su infancia a base de duelos con rivales en sus propios pueblos y de conflictos constantes con las tribus vecinas. Estos hombres del norte destacan en combate, son mucho más diestros que los demás y su devoción por los Dioses del Caos es totalmente inquebrantable; lógicamente, acaban siendo mucho más poderosos que los demás. Estos guerreros endurecidos sienten la atracción del Caos con mucha más fuerza, y abandonan las preocupaciones mortales de hogar y familia para convertirse en Guerreros del Caos, cambiando su humanidad por una vida de guerra en nombre de sus Dioses Oscuros.
Khorne
Khorne es el Dios de la Sangre, patrón de las masacres y las orgías de sangre. Se le describe como la encarnación de la furia, y sus guerreros son los más brutales y salvajes del mundo. Representado como un guerrero monstruoso vestido con una armadura ornamentada, cabeza de perro y músculos enormes, Khorne reina desde un trono de bronce bruñido encima de una montaña de cráneos. El código de Khorne es sencillo y con pocas reglas: ofrecerle sangre y huesos, ganados en combate y no mediante magia. Por lo tanto, sus seguidores son asesinos enfurecidos, enormes Guerreros del Caos que lucen con orgullo la armadura del Caos, empuñan hachas y espadas y rugen los gritos de batalla para honrar a su patrón: "¡Sangre para el Dios de la Sangre!".
Tzeentch
Tzeentch es El Que Cambia las Cosas, el señor de la intriga y el engaño. Lo que le interesa es la magia y la transformación. Tzeentch percibe cada uno de los giros del destino y de los futuros posibles con precisión infalible, y los manipula para ajustarse a sus grandes designios. Con intenciones crueles, Tzeentch alienta los odios ocultos que se esconden en el corazón de todos los hombres y utiliza sus resentimientos más profundos para desatarlos. Tzeentch es conocido principalmente por su uso de la magia y por la concesión de mutaciones; su pasión es la transformación y su trabajo es visible en sus fieles sirvientes. En el campo de batalla, los guerreros que llevan la marca de Tzeentch están imbuidos con el poder ancestral de su señor, y los hechiceros que descargan magia en su nombre se cuentan entre los más poderosos y temidos de todos los usuarios de magia.
Nurgle
El Padre Nurgle (así es conocido el Señor de la Descomposición) es el Dios del Caos de la pestilencia y la corrupción física. Él es quien desata las enfermedades en el mundo, y los mortales recurren a él cuando las fiebres afligen sus aldeas, las plagas destruyen sus cosechas y se vierte la sangre en el campo de batalla. El aspecto de Nurgle es el de una criatura abultada y plagada de pústulas, cuyo cuerpo hinchado está lleno de heridas abiertas y grietas supurantes. Como señor de las plagas y la descomposición, los paladines de Nurgle son inmunes a los efectos de estas pestilencias, y aunque sus formas rebosan corrupción, les sostiene la voluntad de Nurgle y son capaces de resistir heridas que dejarían inválidos o muertos a los seres más inferiores. En combate, las legiones de Nurgle son un carnaval de monstruosidad y putrefacción, rodeado por una nube miásmica de enfermedad y por enjambres de moscas sifilíticas.
Slaanesh
El Príncipe Negro, el Señor del Placer, el Patrón de los Excesos... estos y mil más son los títulos que posee Slaanesh, el más joven y más depravado de todos los Dioses del Caos. Es el dios de los excesos y la indulgencia, y sólo le pide a sus seguidores la satisfacción de todos sus deseos físicos y emocionales. Siempre que la virtud cae derrotada por el vicio, detrás está la sombra de Slaanesh, arrastrando a los débiles de espíritu a la perdición. Para los verdaderos sirvientes de Slaanesh, no hay acto demasiado oscuro o misión demasiado baja, y su único deseo es hacer lo que haga falta para obtener una porción mayor de la gloria radiante del Príncipe Negro. En el campo de batalla es donde estos campeones de Slaanesh liberan su lado más oscuro, donde los excesos llevan al vertido de la sangre y donde sale a relucir el lado más salvaje de los hombres.
En el extremo norte del mundo, más allá de las vastas tierras del Imperio, más allá incluso de los hielos de Kislev, se encuentran los Desiertos del Caos, un lugar asolado y maligno donde los susurros de los Dioses Oscuros pueden oírse en el viento aullante. En el corazón de este territorio ruinoso se encuentra el reino del Caos, el lugar donde el material del que están hechas las pesadillas se filtra en el mundo material. Sólo los locos o los malditos se atreven a aventurarse por aquí, donde el poder de los Dioses del Caos es más fuerte que en ninguna otra parte.Al vivir a los márgenes de estos dominios monstruosos, las tribus del norte son una gente dura y resistente. Los hechiceros creen que los vientos de la magia se filtran en el mundo a través del Reino del Caos; esto explica que los hombres del norte crezcan tan fuertes y duros y que los efectos de la magia sean visibles en sus vidas cuotidianas. Para estas gentes tan robustas, los dioses no son entidades remotas y desconocidas, son los Dioses del Caos y todos sienten su presencia. Todos los hombres del norte buscan los favores de sus deidades protectoras, y todos ellos saben que no hay forma de ganarse la aprobación que a través del combate en nombre de sus dioses. Es por esto que todos los hombres del norte son guerreros feroces, endurecidos desde su infancia a base de duelos con rivales en sus propios pueblos y de conflictos constantes con las tribus vecinas. Estos hombres del norte destacan en combate, son mucho más diestros que los demás y su devoción por los Dioses del Caos es totalmente inquebrantable; lógicamente, acaban siendo mucho más poderosos que los demás. Estos guerreros endurecidos sienten la atracción del Caos con mucha más fuerza, y abandonan las preocupaciones mortales de hogar y familia para convertirse en Guerreros del Caos, cambiando su humanidad por una vida de guerra en nombre de sus Dioses Oscuros.
Khorne
Khorne es el Dios de la Sangre, patrón de las masacres y las orgías de sangre. Se le describe como la encarnación de la furia, y sus guerreros son los más brutales y salvajes del mundo. Representado como un guerrero monstruoso vestido con una armadura ornamentada, cabeza de perro y músculos enormes, Khorne reina desde un trono de bronce bruñido encima de una montaña de cráneos. El código de Khorne es sencillo y con pocas reglas: ofrecerle sangre y huesos, ganados en combate y no mediante magia. Por lo tanto, sus seguidores son asesinos enfurecidos, enormes Guerreros del Caos que lucen con orgullo la armadura del Caos, empuñan hachas y espadas y rugen los gritos de batalla para honrar a su patrón: "¡Sangre para el Dios de la Sangre!".
Tzeentch
Tzeentch es El Que Cambia las Cosas, el señor de la intriga y el engaño. Lo que le interesa es la magia y la transformación. Tzeentch percibe cada uno de los giros del destino y de los futuros posibles con precisión infalible, y los manipula para ajustarse a sus grandes designios. Con intenciones crueles, Tzeentch alienta los odios ocultos que se esconden en el corazón de todos los hombres y utiliza sus resentimientos más profundos para desatarlos. Tzeentch es conocido principalmente por su uso de la magia y por la concesión de mutaciones; su pasión es la transformación y su trabajo es visible en sus fieles sirvientes. En el campo de batalla, los guerreros que llevan la marca de Tzeentch están imbuidos con el poder ancestral de su señor, y los hechiceros que descargan magia en su nombre se cuentan entre los más poderosos y temidos de todos los usuarios de magia.
Nurgle
El Padre Nurgle (así es conocido el Señor de la Descomposición) es el Dios del Caos de la pestilencia y la corrupción física. Él es quien desata las enfermedades en el mundo, y los mortales recurren a él cuando las fiebres afligen sus aldeas, las plagas destruyen sus cosechas y se vierte la sangre en el campo de batalla. El aspecto de Nurgle es el de una criatura abultada y plagada de pústulas, cuyo cuerpo hinchado está lleno de heridas abiertas y grietas supurantes. Como señor de las plagas y la descomposición, los paladines de Nurgle son inmunes a los efectos de estas pestilencias, y aunque sus formas rebosan corrupción, les sostiene la voluntad de Nurgle y son capaces de resistir heridas que dejarían inválidos o muertos a los seres más inferiores. En combate, las legiones de Nurgle son un carnaval de monstruosidad y putrefacción, rodeado por una nube miásmica de enfermedad y por enjambres de moscas sifilíticas.
Slaanesh
El Príncipe Negro, el Señor del Placer, el Patrón de los Excesos... estos y mil más son los títulos que posee Slaanesh, el más joven y más depravado de todos los Dioses del Caos. Es el dios de los excesos y la indulgencia, y sólo le pide a sus seguidores la satisfacción de todos sus deseos físicos y emocionales. Siempre que la virtud cae derrotada por el vicio, detrás está la sombra de Slaanesh, arrastrando a los débiles de espíritu a la perdición. Para los verdaderos sirvientes de Slaanesh, no hay acto demasiado oscuro o misión demasiado baja, y su único deseo es hacer lo que haga falta para obtener una porción mayor de la gloria radiante del Príncipe Negro. En el campo de batalla es donde estos campeones de Slaanesh liberan su lado más oscuro, donde los excesos llevan al vertido de la sangre y donde sale a relucir el lado más salvaje de los hombres.
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