El Imperio
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El Imperio
La nación más grande de hombres en el Viejo Mundo, el imperio está compuesto del ser humano los cuales son descendientes de Sigmar, que unió las tribus de hombres en la lucha del paso del fuego negro. Sigmar fue deificado después de la lucha y su promesa de la ayuda eterna para el reino de enanos todavía está de pie hoy. Esta acción solidificó la relación entre hombres y enanos y sembró las semillas para el Imperio floreciendolo a través del comercio. Hoy, el Imperio es llevado por el Emperor Karl Franz, que gobierna desde su asiento en la ciudad-estado de Altdorf.
La vida de un ciudadano del imperio es muy arriesgada, porque hay enemigos dentro de cada sombra y enemigos alrededor de cada esquina. Los cultos oscuros abundan, o por lo menos, hay rumores de ellos. Nadie está seguro de quién es digno de confianza, y el miedo y paranoia son omnipresentes en los pueblos aislados que salpican las provincias del imperio.
Cuando el imperio se pudre desde dentro, está constantemente bajo la agresión de los hombres bestias que inundan todos los bosques del Imperio, pocos saben lo peligrosos que son, y el inmenso numero que son, saquean y destruyen. Aparte, hay presencia del caos, y alguna intrusión por el norte por parte de ellos.
El miedo a la magia, inunda todo el Imperio, la gente, si sabe que puede estar hablando con un mago, puede correr de miedo, incluso hacérselo en los pantalones (no es broma, el miedo y aberración que les tienen es así de grande)e incluso los niños podrían tirarles piedras por la calle.
Aparte de nobles y el Emperador, están los Condes Electores, son las personas más poderosas e importantes después del Emperador, ellos eligen el siguiente Emperador en caso de problemas, y tienen grandes terrenos y dirigen cierta parte del reino cada uno, pero en momentos de crisis o guerra, el emperador recoge sus soldados y los utiliza para defender el Impero con un único líder, en cierto modo el Impero está dividido, pero siempre supervisado y gestionado por el Emperador.
(Extendido:)
Itroducción
El Imperio es la tierra de hombres más grande y poderosa del Viejo Mundo, una poderosa nación que se rige como bastión contra los muchos enemigos del hombre. Es una tierra en la que la magia, la tecnología y la valentía de los hombres mortales van de la mano, y son armas esenciales en la guerra contra los malvados poderes del mundo de Warhammer. Los hombres del Imperio no tienen un punto fuerte sobrenatural, ni la brutal educación de los Guerreros del Caos, así como tampoco llegan a tener las infinitas filas de los despiadados Skavens, o la resistencia salvaje de los pieles verdes Orcos, ni la extraña agilidad de los Elfos. En vez de esto, los hombres del Imperio confían en su armadura forjada en acero, la potencia de sus armas y la inquebrantable fe en Sigmar, su dios guerrero.
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Formar parte del Imperio
Luchar para el Imperio es luchar en nombre de la fe, el honor y el emperador Karl Franz. De todas las naciones del Viejo Mundo, sólo el Imperio tiene un ejército profesional permanente. La disciplina es el lema de los caballeros y soldados de este poderoso reino, y todos ellos se dejan llevar por su amor a la patria y su deber para con Sigmar, el dios guerrero que fundó el Imperio hace miles de años. El Culto a Sigmar exige que sus seguidores deben luchar contra todas las formas de mal con la espada así como con la fe. Los fieles tienen sobradas oportunidades de contraer este deber para con Sigmar, ya que el Imperio está rodeado de enemigos por todas partes y de quienes han caído bajo la influencia del Caos.
Naturalmente, el poder militar del Imperio radica en algo más que sus filas y filas de tropas estatales, caballeros y milicia. Siglos atrás, obtuvo la singular tecnología de los enanos, que buscaron refugio en el Imperio; el Colegio de Ingeniería de Altdorf y el Colegio de Artillería Imperial de Nuln continuaron con estas artes. Hoy en día, el Imperio posee parte de la artillería más avanzada del Viejo Mundo (después de la de los enanos), y sus cañones y morteros han cambiado el transcurso de muchas batallas.
En último lugar, pero no por ello menos importante, entre las armas de los arsenales del Imperio se encuentran los Colegios de la Magia. Gracias al gran apoyo del Emperador, los Colegios proporcionan al Imperio grandes hechiceros de batalla. Éstos son entrenados en las tradiciones transmitidas por el gran mago élfico Teclis, que enseñó a los primeros hechiceros humanos a controlar y canalizar sus peligrosos poderes. Los hechiceros que osan apartarse del recto camino de los Colegios son perseguidos por los cazadores de brujas, sirvientes de Sigmar que castigan este crimen atroz con la muerte más dolorosa. La ejecución de estos personajes desleales es trivial frente al peligro que suponen para el pueblo de Sigmar.
La Tierra de Sigmar
El Imperio es una vasta tierra de provincias y ciudades-estado, reunidas bajo el gobierno del Emperador Karl Franz. Sin lugar a dudas, es la nación más poderosa del Viejo Mundo y sus fronteras se extienden desde Bretonia, al oeste, hasta Kislev, al noreste, abarcando enormes bosques, altas montañas y poderosas ciudades. Pero el Imperio no es una tierra llena de paz, sino que está atormentada por la superstición y el miedo, y continuamente amenazada por los errantes Hombres Bestia, los bárbaros Orcos y el poder corrupto del Caos.Sin embargo, a pesar de todo, el Imperio sigue firme y en auge. Durante más de dos milenios y medio, desde que el dios guerrero Sigmar unió las primeras tribus de hombres y forjó la nación ahora conocida como Imperio, estas tierras han soportado invasiones, guerras civiles y pestilencia. Pero ha triunfado gracias a la resistencia y entereza de su gente y al inquebrantable valor de sus ejércitos.
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El Ejército imperial
Tropas estatales
El Imperio confía en sus regimientos de tropas estatales para luchar contra sus numerosos ejércitos. Se han entrenado a soldados profesionales para luchar como formaciones de combate cohesionadas. Los pueblos y ciudades fundaron y equiparon a las tropas estatales, reclutadas desde todos los rincones del Imperio y forman la aplastante mayoría de los ejércitos del Emperador. Cada regimiento lleva con honor los colores asociados a su provincia o ciudad y los soldados individuales llevan con gran orgullo la heráldica y los colores de su tierra natal.En combate, las tropas estatales confían en sus largas horas de entrenamiento y en su extenuante mes afinando no sólo el golpe y estocadas de su espada o alabarda, sino también la puntería de sus arcabuces, flechas y disparos. Invierten mucho tiempo y esfuerza en las instrucciones y disciplinas necesarias para aplastar a una gran formación con precisión y en coordinar las ofensivas más complejas y las maniobras defensivas junto a otras formaciones de tropas estatales.
Máquinas de guerra
El cuerpo de los hombres, puesto que está hecho de carne y hueso, no es suficiente para combatir contra los innumerables adversarios que tiene el Imperio, por eso hacen uso de las tecnologías desarrolladas y mejoradas en sus colegios y universidades para que los ayuden en sus guerras. A la batalla, llevan terribles máquinas de guerra para inclinar la balanza a favor de los herederos de Sigmar y aquellos que infravaloran su potente capacidad de fuego van muy equivocados.En la fortificada ciudad de Nuln, la Escuela de Artillería imperial entrena a los artilleros con las habilidades y experiencias necesarias para poder desatar el feroz poder de los morteros y de los grandes cañones contra el enemigo. Muchas de las grandes hazañas de los ingenieros imperiales se han producido en Nuln, y la ciudad está constantemente coronada por nubes de humo negro y acre, testimonio de los fervientes y constantes esfuerzos de los ejércitos del Emperador que se preparan para la guerra.
Guerreros del Imperio
No todos los soldados del Imperio son tropas estatales, y muchos de los guerreros que forman los ejércitos del Emperador tienen una estructura diferente a la de las tropas estatales. Los más importantes son las Órdenes de Caballería, heroicas hermandades de guerreros que cabalgan hacia la batalla a lomos de potentes caballos de guerra con barda. Estas órdenes son muy variadas, que van desde templarios profundamente beatos y devotos de alguna divinidad, hasta hermandades de nobles imperiales. Estas Órdenes de Caballería se enorgullecen de su destreza marcial, ya que son capaces aplastar a los enemigos con una estruendosa carga de caballos con barda y lanzas de acero. Otros guerreros que se unen a los estandartes imperiales son los jóvenes e impetuosos nobles que combaten como pistoleros. Se trata de una caballería ligera que avanzan frente al ejército principal y acaban con el enemigo en brutales ataques relámpago. También están las partidas de Flagelantes, unidades de locos y devastadores guerreros tan preocupados por las profecías de destrucción y desesperación que no les importa su vida, por eso buscan la muerte rápida y sangrienta del enemigo.
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Los líderes de los Hombres
Los ejércitos del Imperio sólo superarán a sus adversarios si tienen buenos líderes, ya que, la valentía de sus guerreros no es suficiente para superar a la infinidad de horrores que asedian las tierras de los hombres. Este deber recae en los generales y capitanes del Imperio, hombres llamados a las filas por los burgomaestres de un pueblo, por uno de los Condes Electores del Imperio o, por el mismísimo Emperador. Sin embargo, estos capitanes y generales no lideran solos el ejército, sino que reciben el apoyo de todo el poder del Imperio: poderosos hechiceros, entrenados en los Colegios de la Magia de Altdorf invocan terribles poderes para aplastar a sus adversarios, y los sacerdotes guerreros de Sigmar ¡llenan las filas de soldados con gran fe y con la ira divina de su dios guerrero!
Generales y capitanes del imperio
Para liderar un ejército del Imperio hay que tener una singular devoción y buena disciplina mental. Los comandantes del Imperio ordenan a sus hombres a que arriesguen sus vidas, no sólo contra otros hombres, sino también contra todos los horrores del mundo de Warhammer, desde los musculoso y bárbaros Orcos, hasta los infernales demonios, los horribles No Muertos y los despiadados Guerreros del Caos. Para enfrentarse a estos seres necesitan coraje y determinación, y pocos hombres están preparados para ejercer de general de un ejército imperial. Claro que aquellos que se ven en esta situación tienen puntos de vista, una actitud y habilidades salvajemente diferentes. Por ejemplo, muchos consideran que Marius Leitdorf está completamente loco y su comportamiento es desagradable, pero nadie niega su habilidad cuando tiene que planificar meticulosamente una campaña. El feroz Conde Elector Boris Todbringer es conocido por ser impulsivo y sus guerreros se lanzan de cabeza al combate. Y, aunque no piensa en las consecuencias, su fervor envalentona a sus seguidores y los hace combatir mejor aún. El general von Kraumer, un comandante muy respetado, es un hombre mayor, de barba gris, cuya habilidad no reside en el fragor del combate, sino en organizar meticulosamente sus fuerzas.
Los capitanes imperiales son aquellos soldados que han demostrado, a lo largo de los años, su valía tanto a ojos de los hombres que les siguen, como de sus líderes imperiales. Algunos son caballeros, dedicados a una Orden de Caballería, mientras que otros son soldados asesinos, que lo único que les preocupa es la paga del día siguiente. De todas maneras, estos hombres forman el núcleo del ejército imperial, reciben órdenes de sus generales, hacen marchar a sus guerreros y se encuentran cara a cara con el enemigo.
Hechiceros, Sacerdotes guerrero y Maestros Ingenieros
Los ejércitos del Imperio suelen ir liderados a la batalla por Capitanes y Generales, pero hay muchas responsabilidades en el ejército que necesitan un toque especialista. Para proteger al ejército de los malvados hechizos del enemigo, se necesita la presencia de Hechiceros de los Colegios de la Magia o Sacerdotes Guerreros del Culto de Sigmar y, para asegurar la precisión de las máquinas de guerra del ejército, se necesita la experiencia de un Ingeniero de la Escuela de Ingenieros del Imperio.
Por sí sólo, el Imperio no puede hacer frente a los horrores del mundo, y necesita el fervor de todos sus héroes para conseguir la victoria. Así, un ejército que se prepara para la guerra buscará la ayudar de los Colegios de la Magia, y reclutará los talentos de un Hechicero de batalla para esquivar la magia enemiga y llamar a los Vientos de la Magia y eliminar a los adversarios del Imperio. Pero el talento de los hechiceros son muy variados; desde los Hechiceros más humildes con habilidades limitadas, hasta los poderosos grandes hechiceros ¡cuyos poderes pueden hacer volar por los aires regimientos enteros! Aunque los soldados imperiales ven a los hechiceros con miedo y escepticismo, nadie duda de su valor cuando los cielos se oscurecen con el poder arcano, y sólo la contribución de los hechiceros de batalla del Imperio puede protegerlos.
Los sacerdotes guerreros son religiosos del Culto de Sigmar, hombres devotos que viajan predicando la enseñanza de su dios guerrero sobre el campo de batalla. Son hombres de acción, y enseñan mediante el ejemplo, aplastando a los adversarios del Imperio con poderosos martillos de guerra y exhortan a los hombres de su alrededor para que realicen grandes hazañas de valor. Bendecidos por su patrón Sigmar, los sacerdotes guerreros también pueden desviar los hechizos del enemigo, y sus poderosas plegarias pueden llegar a producir milagros, ya sea curando a sus soldados heridos, o desterrando a los horrores demoníacos.
Los Ingenieros no se parecen a los héroes que marchan bajo los estandartes del Imperio. Aunque no suelen estar acostumbrados a las rigurosas campañas, se unen a los ejércitos del Imperio para demostrar sus descabelladas teorías sobre la trayectoria, dirección de los cañones o algún experimento moderno que quieran utilizar sobre el campo de batalla. Muchos ven su participación en la guerra como una irritación, una obstrucción, pero muchos ingenieros imperiales se han ganado una buena reputación como artilleros expertos. Sus mentes calculan las distancias, velocidades y todo tipo de información útil sin a penas esfuerzo. Sus experimentales armas siempre son bienvenidas y muchos ingenieros se han ganado su reputación aplastando a algún jefe enemigo con su rifle largo de Hochland modificado o masacrando formaciones enteras con una variante de la batería de cohetes.
La vida de un ciudadano del imperio es muy arriesgada, porque hay enemigos dentro de cada sombra y enemigos alrededor de cada esquina. Los cultos oscuros abundan, o por lo menos, hay rumores de ellos. Nadie está seguro de quién es digno de confianza, y el miedo y paranoia son omnipresentes en los pueblos aislados que salpican las provincias del imperio.
Cuando el imperio se pudre desde dentro, está constantemente bajo la agresión de los hombres bestias que inundan todos los bosques del Imperio, pocos saben lo peligrosos que son, y el inmenso numero que son, saquean y destruyen. Aparte, hay presencia del caos, y alguna intrusión por el norte por parte de ellos.
El miedo a la magia, inunda todo el Imperio, la gente, si sabe que puede estar hablando con un mago, puede correr de miedo, incluso hacérselo en los pantalones (no es broma, el miedo y aberración que les tienen es así de grande)e incluso los niños podrían tirarles piedras por la calle.
Aparte de nobles y el Emperador, están los Condes Electores, son las personas más poderosas e importantes después del Emperador, ellos eligen el siguiente Emperador en caso de problemas, y tienen grandes terrenos y dirigen cierta parte del reino cada uno, pero en momentos de crisis o guerra, el emperador recoge sus soldados y los utiliza para defender el Impero con un único líder, en cierto modo el Impero está dividido, pero siempre supervisado y gestionado por el Emperador.
(Extendido:)
Itroducción
El Imperio es la tierra de hombres más grande y poderosa del Viejo Mundo, una poderosa nación que se rige como bastión contra los muchos enemigos del hombre. Es una tierra en la que la magia, la tecnología y la valentía de los hombres mortales van de la mano, y son armas esenciales en la guerra contra los malvados poderes del mundo de Warhammer. Los hombres del Imperio no tienen un punto fuerte sobrenatural, ni la brutal educación de los Guerreros del Caos, así como tampoco llegan a tener las infinitas filas de los despiadados Skavens, o la resistencia salvaje de los pieles verdes Orcos, ni la extraña agilidad de los Elfos. En vez de esto, los hombres del Imperio confían en su armadura forjada en acero, la potencia de sus armas y la inquebrantable fe en Sigmar, su dios guerrero.
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Formar parte del Imperio
Luchar para el Imperio es luchar en nombre de la fe, el honor y el emperador Karl Franz. De todas las naciones del Viejo Mundo, sólo el Imperio tiene un ejército profesional permanente. La disciplina es el lema de los caballeros y soldados de este poderoso reino, y todos ellos se dejan llevar por su amor a la patria y su deber para con Sigmar, el dios guerrero que fundó el Imperio hace miles de años. El Culto a Sigmar exige que sus seguidores deben luchar contra todas las formas de mal con la espada así como con la fe. Los fieles tienen sobradas oportunidades de contraer este deber para con Sigmar, ya que el Imperio está rodeado de enemigos por todas partes y de quienes han caído bajo la influencia del Caos.
Naturalmente, el poder militar del Imperio radica en algo más que sus filas y filas de tropas estatales, caballeros y milicia. Siglos atrás, obtuvo la singular tecnología de los enanos, que buscaron refugio en el Imperio; el Colegio de Ingeniería de Altdorf y el Colegio de Artillería Imperial de Nuln continuaron con estas artes. Hoy en día, el Imperio posee parte de la artillería más avanzada del Viejo Mundo (después de la de los enanos), y sus cañones y morteros han cambiado el transcurso de muchas batallas.
En último lugar, pero no por ello menos importante, entre las armas de los arsenales del Imperio se encuentran los Colegios de la Magia. Gracias al gran apoyo del Emperador, los Colegios proporcionan al Imperio grandes hechiceros de batalla. Éstos son entrenados en las tradiciones transmitidas por el gran mago élfico Teclis, que enseñó a los primeros hechiceros humanos a controlar y canalizar sus peligrosos poderes. Los hechiceros que osan apartarse del recto camino de los Colegios son perseguidos por los cazadores de brujas, sirvientes de Sigmar que castigan este crimen atroz con la muerte más dolorosa. La ejecución de estos personajes desleales es trivial frente al peligro que suponen para el pueblo de Sigmar.
La Tierra de Sigmar
El Imperio es una vasta tierra de provincias y ciudades-estado, reunidas bajo el gobierno del Emperador Karl Franz. Sin lugar a dudas, es la nación más poderosa del Viejo Mundo y sus fronteras se extienden desde Bretonia, al oeste, hasta Kislev, al noreste, abarcando enormes bosques, altas montañas y poderosas ciudades. Pero el Imperio no es una tierra llena de paz, sino que está atormentada por la superstición y el miedo, y continuamente amenazada por los errantes Hombres Bestia, los bárbaros Orcos y el poder corrupto del Caos.Sin embargo, a pesar de todo, el Imperio sigue firme y en auge. Durante más de dos milenios y medio, desde que el dios guerrero Sigmar unió las primeras tribus de hombres y forjó la nación ahora conocida como Imperio, estas tierras han soportado invasiones, guerras civiles y pestilencia. Pero ha triunfado gracias a la resistencia y entereza de su gente y al inquebrantable valor de sus ejércitos.
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El Ejército imperial
Tropas estatales
El Imperio confía en sus regimientos de tropas estatales para luchar contra sus numerosos ejércitos. Se han entrenado a soldados profesionales para luchar como formaciones de combate cohesionadas. Los pueblos y ciudades fundaron y equiparon a las tropas estatales, reclutadas desde todos los rincones del Imperio y forman la aplastante mayoría de los ejércitos del Emperador. Cada regimiento lleva con honor los colores asociados a su provincia o ciudad y los soldados individuales llevan con gran orgullo la heráldica y los colores de su tierra natal.En combate, las tropas estatales confían en sus largas horas de entrenamiento y en su extenuante mes afinando no sólo el golpe y estocadas de su espada o alabarda, sino también la puntería de sus arcabuces, flechas y disparos. Invierten mucho tiempo y esfuerza en las instrucciones y disciplinas necesarias para aplastar a una gran formación con precisión y en coordinar las ofensivas más complejas y las maniobras defensivas junto a otras formaciones de tropas estatales.
Máquinas de guerra
El cuerpo de los hombres, puesto que está hecho de carne y hueso, no es suficiente para combatir contra los innumerables adversarios que tiene el Imperio, por eso hacen uso de las tecnologías desarrolladas y mejoradas en sus colegios y universidades para que los ayuden en sus guerras. A la batalla, llevan terribles máquinas de guerra para inclinar la balanza a favor de los herederos de Sigmar y aquellos que infravaloran su potente capacidad de fuego van muy equivocados.En la fortificada ciudad de Nuln, la Escuela de Artillería imperial entrena a los artilleros con las habilidades y experiencias necesarias para poder desatar el feroz poder de los morteros y de los grandes cañones contra el enemigo. Muchas de las grandes hazañas de los ingenieros imperiales se han producido en Nuln, y la ciudad está constantemente coronada por nubes de humo negro y acre, testimonio de los fervientes y constantes esfuerzos de los ejércitos del Emperador que se preparan para la guerra.
Guerreros del Imperio
No todos los soldados del Imperio son tropas estatales, y muchos de los guerreros que forman los ejércitos del Emperador tienen una estructura diferente a la de las tropas estatales. Los más importantes son las Órdenes de Caballería, heroicas hermandades de guerreros que cabalgan hacia la batalla a lomos de potentes caballos de guerra con barda. Estas órdenes son muy variadas, que van desde templarios profundamente beatos y devotos de alguna divinidad, hasta hermandades de nobles imperiales. Estas Órdenes de Caballería se enorgullecen de su destreza marcial, ya que son capaces aplastar a los enemigos con una estruendosa carga de caballos con barda y lanzas de acero. Otros guerreros que se unen a los estandartes imperiales son los jóvenes e impetuosos nobles que combaten como pistoleros. Se trata de una caballería ligera que avanzan frente al ejército principal y acaban con el enemigo en brutales ataques relámpago. También están las partidas de Flagelantes, unidades de locos y devastadores guerreros tan preocupados por las profecías de destrucción y desesperación que no les importa su vida, por eso buscan la muerte rápida y sangrienta del enemigo.
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Los líderes de los Hombres
Los ejércitos del Imperio sólo superarán a sus adversarios si tienen buenos líderes, ya que, la valentía de sus guerreros no es suficiente para superar a la infinidad de horrores que asedian las tierras de los hombres. Este deber recae en los generales y capitanes del Imperio, hombres llamados a las filas por los burgomaestres de un pueblo, por uno de los Condes Electores del Imperio o, por el mismísimo Emperador. Sin embargo, estos capitanes y generales no lideran solos el ejército, sino que reciben el apoyo de todo el poder del Imperio: poderosos hechiceros, entrenados en los Colegios de la Magia de Altdorf invocan terribles poderes para aplastar a sus adversarios, y los sacerdotes guerreros de Sigmar ¡llenan las filas de soldados con gran fe y con la ira divina de su dios guerrero!
Generales y capitanes del imperio
Para liderar un ejército del Imperio hay que tener una singular devoción y buena disciplina mental. Los comandantes del Imperio ordenan a sus hombres a que arriesguen sus vidas, no sólo contra otros hombres, sino también contra todos los horrores del mundo de Warhammer, desde los musculoso y bárbaros Orcos, hasta los infernales demonios, los horribles No Muertos y los despiadados Guerreros del Caos. Para enfrentarse a estos seres necesitan coraje y determinación, y pocos hombres están preparados para ejercer de general de un ejército imperial. Claro que aquellos que se ven en esta situación tienen puntos de vista, una actitud y habilidades salvajemente diferentes. Por ejemplo, muchos consideran que Marius Leitdorf está completamente loco y su comportamiento es desagradable, pero nadie niega su habilidad cuando tiene que planificar meticulosamente una campaña. El feroz Conde Elector Boris Todbringer es conocido por ser impulsivo y sus guerreros se lanzan de cabeza al combate. Y, aunque no piensa en las consecuencias, su fervor envalentona a sus seguidores y los hace combatir mejor aún. El general von Kraumer, un comandante muy respetado, es un hombre mayor, de barba gris, cuya habilidad no reside en el fragor del combate, sino en organizar meticulosamente sus fuerzas.
Los capitanes imperiales son aquellos soldados que han demostrado, a lo largo de los años, su valía tanto a ojos de los hombres que les siguen, como de sus líderes imperiales. Algunos son caballeros, dedicados a una Orden de Caballería, mientras que otros son soldados asesinos, que lo único que les preocupa es la paga del día siguiente. De todas maneras, estos hombres forman el núcleo del ejército imperial, reciben órdenes de sus generales, hacen marchar a sus guerreros y se encuentran cara a cara con el enemigo.
Hechiceros, Sacerdotes guerrero y Maestros Ingenieros
Los ejércitos del Imperio suelen ir liderados a la batalla por Capitanes y Generales, pero hay muchas responsabilidades en el ejército que necesitan un toque especialista. Para proteger al ejército de los malvados hechizos del enemigo, se necesita la presencia de Hechiceros de los Colegios de la Magia o Sacerdotes Guerreros del Culto de Sigmar y, para asegurar la precisión de las máquinas de guerra del ejército, se necesita la experiencia de un Ingeniero de la Escuela de Ingenieros del Imperio.
Por sí sólo, el Imperio no puede hacer frente a los horrores del mundo, y necesita el fervor de todos sus héroes para conseguir la victoria. Así, un ejército que se prepara para la guerra buscará la ayudar de los Colegios de la Magia, y reclutará los talentos de un Hechicero de batalla para esquivar la magia enemiga y llamar a los Vientos de la Magia y eliminar a los adversarios del Imperio. Pero el talento de los hechiceros son muy variados; desde los Hechiceros más humildes con habilidades limitadas, hasta los poderosos grandes hechiceros ¡cuyos poderes pueden hacer volar por los aires regimientos enteros! Aunque los soldados imperiales ven a los hechiceros con miedo y escepticismo, nadie duda de su valor cuando los cielos se oscurecen con el poder arcano, y sólo la contribución de los hechiceros de batalla del Imperio puede protegerlos.
Los sacerdotes guerreros son religiosos del Culto de Sigmar, hombres devotos que viajan predicando la enseñanza de su dios guerrero sobre el campo de batalla. Son hombres de acción, y enseñan mediante el ejemplo, aplastando a los adversarios del Imperio con poderosos martillos de guerra y exhortan a los hombres de su alrededor para que realicen grandes hazañas de valor. Bendecidos por su patrón Sigmar, los sacerdotes guerreros también pueden desviar los hechizos del enemigo, y sus poderosas plegarias pueden llegar a producir milagros, ya sea curando a sus soldados heridos, o desterrando a los horrores demoníacos.
Los Ingenieros no se parecen a los héroes que marchan bajo los estandartes del Imperio. Aunque no suelen estar acostumbrados a las rigurosas campañas, se unen a los ejércitos del Imperio para demostrar sus descabelladas teorías sobre la trayectoria, dirección de los cañones o algún experimento moderno que quieran utilizar sobre el campo de batalla. Muchos ven su participación en la guerra como una irritación, una obstrucción, pero muchos ingenieros imperiales se han ganado una buena reputación como artilleros expertos. Sus mentes calculan las distancias, velocidades y todo tipo de información útil sin a penas esfuerzo. Sus experimentales armas siempre son bienvenidas y muchos ingenieros se han ganado su reputación aplastando a algún jefe enemigo con su rifle largo de Hochland modificado o masacrando formaciones enteras con una variante de la batería de cohetes.
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